Joaquín Sabina hechizó con 'Lo niego todo' en Lima [CRÓNICA]
En una noche fría, Joaquín Sabina se encargó de calentarla en un concierto de un poco más de dos horas, deslumbrando y encantando para presentar su nuevo disco Lo niego todo y como siempre hechizarnos con su viejo repertorio.
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Los fans corearon su nombre una vez que apareció en el escenario, de luces perfectas y nítidas, enfundado en su característico traje negro y su bombín. El español demostró que está tan joven como su público que no se cansó de cantar sus nuevos temas como Quién más, quién menos, No tan deprisa, Postdata y Las noches de domingo acaban mal, entre otras.
Eso sí, el jaenés, muy educado, pidió disculpas por un breve retraso en el horario acordado-aproximadamente unos cinco minutos- debido a un problema estomacal. Pero cuando llego a Perú todo se soluciona, mencionó ante la algarabía de su fans.
En una pantalla gigante se proyectaron imágenes de los dibujos y óleos hechos por Joaquín Sabina, una faceta plástica que fue descubierta cuando publicó Garagatos en 2016, un libro de arte que reúne 66 dibujos de su autoría.
El compositor agradeció al Perú, dedicando sus canciones a su entrañable amigo, el escritor Alfredo Bryce Echenique, quien estuvo entre los asistentes, compañero de tertulias en España. No dejó tampoco de agradecer a nuestra nacional Chabuca y a sus compatriotas Paco Ibáñez y Joan Manuel Serrat.
Y luego de entonar varios temas de su nuevo disco Lo niego todo contó una anécdota con el fallecido premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, con quien mantuvo una amistad duradera de casi veinte años para dar a pase a Mara Barros para cantar Hace tiempo que no me hago caso-frase, según Joaquín Sabina, acuñada a Gabo cuando ya estaba en sus últimos años.
Mara Barros ha recorrido con Joaquín Sabina casi medio mundo desde que se unió al genio de Úbeda hace ocho años. Y la española no desentonó. Fue ella, también, la encargada de acompañar al cantautor en La Magdalena.
En el recital, el aurgitano no solo demostró su amor por Mara, sino también por sus otros músicos. Presentados uno por uno: Jaime Asúa, Pancho Varona, Antonio García de Diego y, valga la redundancia, Mara Barros. El trovador, medio en broma medio en serio, dijo que todos tenían unas voces potentes, armoniosas, excelentes, sin embargo, la del cantante principal o, sea él-no es muy buena.
No hubo tema que los asistentes no explotarán permanentemente con ovaciones. Algunos aparecieron con bombines para imitar ese parecido con el cantautor.
Joaquín Sabina complació al público con Por el boulevard de los sueños rotos, Peces de ciudad, la mítica 19 días y 500 noches, Noches de boda y el himno Y nos dieron la diez, siempre guitarra en mano.
Cuando se despidió con un Hasta siempre, Perú, el público pidió más, esperaron, ansiosos, el regreso de Joaquín Sabina que se dio unos minutos más tarde para cerrar con Princesa ante los aplausos y gritos del respetable.
Una noche inolvidable al lado del compositor, cantautor, poeta, pintor, nómbrelo como usted desee, pero Joaquín Sabina cada vez que se presenta en Lima, deja ese halo de grandeza musical. Siempre sabineros, siempre Sabina.
Por: Juan Mauricio Muñoz